Institución arte y precariedad. Las prácticas artísticas en la época de la mercantilización de la vida

El interés de optar por la crítica institucional para abordar el problema de la precariedad radica en que esta tendencia del arte contemporáneo viene reflexionando desde los años sesenta ya no solo sobre el objeto artístico y su relación con el espacio expositivo, sino sobre el aparato del arte en su conjunto. La crítica institucional, en sus diferentes formulaciones, ha aportado un conocimiento crítico sobre la institución –sus modos de producción, distribución y difusión, así como su estatus ideológico– y ha logrado problematizar e incluso desbordar, en buena medida, la ideología de la autonomía como esencia del arte. Ha permitido, en consecuencia, pensar la institución del arte en su materialidad y en su relación con otros ámbitos sociales.

Las prácticas de la crítica institucional han partido de la premisa de que el terreno del arte, lejos de permanecer a salvo en la esfera del desinterés, está atravesado por el conflicto. Este punto de vista fue determinante a la hora de enfrentar la ideología del arte autónomo. Y, lo que es más importante, continúa siéndolo en la medida en que asumir el conflicto y situarse dentro implica hacer posible la intervención y, por tanto, la transformación de situaciones que, de otro modo, parecerían tener derecho a perpetuarse. Aquí reside otro de los motivos para abordar una reflexión sobre la precariedad en la cultura desde la crítica institucional: permite pensarla como una relación social conflictiva y buscar los medios de eliminarla.

En la actualidad, es necesario que la crítica institucional siga atendiendo a las políticas que atraviesan y definen el terreno artístico y, en consecuencia, buscando alternativas a la absorción del arte por el capital –a la mercantilización total de la vida– y sus nefastos efectos.

En este texto enfoco la precariedad como relación social en conflicto partiendo de algunas reflexiones y propuestas enunciadas desde la crítica institucional. Hans Haacke, Andrea Fraser e Hito Steyerl, cuyos textos y trabajos me servirán de guía, se pueden clasificar respectivamente en la primera, la segunda y la tercera ola de la crítica institucional o lo que, en el eje temporal, serían aproximadamente en torno a los años 70, 90 y 2010. Sus observaciones me van a permitir, así, trazar un recorrido que abarca desde la década de los setenta hasta el presente. Comenzaré con una introducción a las nuevas subjetividades en el capitalismo actual –caracterizado por la fusión de la esfera cultural con la política y la económica– y sus conflictos. Y concluiré apuntando algunas tendencias orientadas a la construcción de un nuevo horizonte liberador desde la precariedad.

Texto completo en: Carmen Navarrete y Juan Vicente Aliaga (eds.) Producción artística en tiempos de precariado laboral, Ciempozuelos: Tierradenadie ediciones, 2017, pp.h13-39.